epígrafe

Ser marxista en el siglo XXI consiste en tratar de hacer lo que haría hoy Marx no copiar y pegar lo que él decía hace 150 años.

jueves, 7 de abril de 2011

Un sentido Homenaje a una Gran Mujer que Murió Luchando.


Ha Muerto Graciela Alvarez*

El mejor homenaje es publicar uno de sus últimos artículos:


Crónica: Celebración del Bicentenario

¿Cómo caracterizar esta celebración? Pregunta indispensable, pues universalmente los Aniversarios, y en este caso los doscientos años del proceso independentista, implican un análisis de los principales hechos y circunstancias acaecidos en el período que abarca una celebración: ¿cuáles fueron los principales hitos de estos doscientos años que se celebran?

Preguntas que debemos responder. Hay que señalar en primer término que en el programa de celebración, aparte de conceder por vía legislativa cuatro días de feriado legal, están ausentes los motivos y causas de esta fiesta que se pretende colectiva. Fuera de izar una gigantesca bandera confeccionada en el extranjero, de trasladar el monumento del patriota José Manuel Carrera y colocarlo frente a la estatua de Bernardo O’Higgins, y declaraciones generales de patriotismo e invocaciones a Dios todopoderoso, ¿que más se encuentra en el programa de la celebración?

La celebración se ha reducido a consumir parrillas, bailar cueca, celebrar un cumpleaños gigantesco en plazas, comunas, barrios y en todos los rincones. Chile convertido desde esta semana, en una parrilla gigantesca, comiendo asados, chunchules, prietas, ensaladas anticuchos, empanadas y un cuanto hay, instigado e impulsado por los medios que anuncian precios especiales, que llaman a comprar anticipadamente y repletan las pantallas televisivas con los anuncios de precios bajos en pollos, carnes de vacuno, cebollas, y empanadas. Llamados a Engullir, ¡sí señores!, comer y tomar del tinto y del otro con la chicha guardada.

No hay mención alguna que destaque, por ejemplo, algunos de los principales acontecimientos producidos a partir de septiembre de 1810, sin ninguna referencia histórica a la lucha por constituir instituciones republicanas, ni cuáles fueron éstas, si estuvieron marcadas por un verdadero sentido de independencia económica y social o fueron acomodos y copias de instituciones europeas. Nada acerca de las luchas y conflictos entre republicanos, liberales y conservadores. Existe olvido total de la escasa participación de las clases trabajadoras en las esferas del poder; las restricciones a los mecanismos del sufragio; la exclusión de las mujeres del poder electoral hasta avanzado el siglo XX; silencio absoluto respecto a las causas de la Guerra del Pacífico y a la invasión de tropas chilenas a Perú; la llamada “pacificación de la Araucanía”; las pugnas de poder entre políticos, más allá de los márgenes del ejercicio de la soberanía popular.

Olvido absoluto de la importante e histórica lucha de grandes contingentes de trabajadores por el Poder Constituyente, agrupados en las mutuales junto a profesores, empleados, funcionarios, a quienes reunió y movilizó de manera ejemplar la llamada Asamblea Nacional Alimentaria en la década del los años veinte y la posterior AOEP (Asamblea de obreros, estudiantes y profesores), que retomaron la idea de una Asamblea Constituyente para reemplazar la obsoleta Constitución del 33. Las bases ciudadanas querían hacer oír su voz, definir un proyecto constitucional y ejercer su soberanía de manera clara, directa, nítida y transparente. El organismo ejecutivo de la AOEP preparaba una Asamblea Constituyente formada por asalariados e intelectuales, con excusión de militares y políticos, pero lamentablemente sus voceros confiaron que el Presidente Alessandri garantizaría la libre ejecución de la Asamblea Popular y la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, constituida por obreros, empleados, estudiantes, profesionales e intelectuales, cuyo objetivo era concretar un Proyecto de Constitución para Chile.

Entre las reivindicaciones contempladas, por el programa mínimo de la Asamblea se incluía el abaratamiento de la subsistencia, la promulgación de un Código del Trabajo, la reforma de la enseñanza y un procedimiento democrático que recogiera a través de todo el país, las deliberaciones acerca del proceso constituyente. En todas las deliberaciones de la Asamblea Nacional Constituyente se ponía el énfasis en la participación ciudadana, en una democracia participativa y social, en el debilitamiento del centralismo y en la reducción el poder metropolitano, en el rol del Estado como un mandatario de la soberanía popular. Significaba el reemplazo del personalismo, el individualismo y el caudillismo (vid. Gabriel Salazar, Del poder constituyente de asalariados e intelectuales (Chile, siglos XX y XXI). Lom Ediciones).

Todos estos propósitos fueron tergiversados al designarse una Asamblea de Notables cuya mayoría provenía del mundo político tradicional. Una vez más se omitió el ejercicio de la auténtica soberanía popular al modificarse la Constitución de 1833 y ser reemplazada por la de 1925, que se redujo a la aprobación de un texto constitucional que anulaba y escamoteaba el ejercicio de la soberanía de asalariados y demás fuerzas. Así quedaba inconcluso el proceso movilizador del Poder Constituyente.

Ni una minima mención al proceso constituyente que hemos recordado se anota en ninguna de los discursos oficiales, Ignorancia y, además, olvido total de esta parte de nuestra historia. Tampoco se contempla la necesidad de cambiar la Constitución del 80.

Participación ciudadana, democratización, son palabras vacías de contenido, meros enunciados, reducidos a lo que hemos señalado con el motivo esencial de la celebración del Bicentenario. Ninguna mención a los acontecimientos de los años siguientes a las décadas de 1940 a 1960 y menos al año 1970. La historia está reducida a hitos generales. No hay una sola alusión a los hechos de violaciones a los derechos humanos, a la dictadura de Pinochet, al golpe militar, a la forma pactada de consenso para el término de la dictadura. Menos siquiera mencionar las importantes etapas de la nacionalización del cobre y el proyecto interrumpido del programa de gobierno de la Unidad Popular.

Todo continúa en la senda seudodemocrática, bajo el imperio de una institucionalidad fundamentada en la Constitución del 80 de origen ilegítimo, que devino en legalidad y que nos rige y continuará rigiendo.

No vale la pena, todo está bien si Chile camina por la vía de progreso enmarcado en el modelo económico del neoliberalismo, sometidos todos a ser objetos de consumo.

Sigamos celebrando este Bicentenario dentro de lo establecido por este orden rígido y autoritario. Sigamos todos consumiendo la gran parrilla en que se transformó esta celebración de norte a sur.

Graciela Álvarez Rojas
Presidenta Asociación Americana de Juristas, Rama Chilena

Santiago, 9 de septiembre de 2010


Por estos días se encontraba afectada de una grave enfermedad. Quienes tuvimos el placer de conocerla y compartir con ella, nos encontramos profundamente afectados por el irremediable desenlace que probablemente acaezca en cualquier momento.
Nuestro merecido homenaje a esta luchadora social incansable, inagotable en su entrega por los derechos de los y las más desamparadas, no sólo de este país, sino del mundo entero.
Graciela Alvarez Rojas es una destacada abogada y jurista chilena, titulada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile en 1947.
En su época de estudiante integró el Grupo de Teatro LEX, que junto con el teatro de los estudiantes del Instituto Pedagógico (CADIP) fue el núcleo fundador del Teatro Experimental de la Universidad de Chile que nació en 1941. Se desempeño como actriz en las primeras obras de dicho teatro junto al director Pedro de la Barra, Roberto Parada, María Maluenda, Bélgica Castro, Pedro Orthous y tantos otros.
Actuó en la primera representación del grupo, “La guarda cuidadosa”, entremés de Cervantes, el 22 de junio de 1941.
El Teatro Experimental cumplió el gran papel de recuperar para la cultura nacional el teatro clásico, llevar el arte a las poblaciones y sindicatos.
Recibida de abogada ejerce en la especialidad de Derecho Laboral, como defensora de trabajadores y sindicatos de todos grados, como la Federación de la Construcción, Endesa, Pensionados del Servicio de Seguro Social.
Obtiene éxito en importantes juicios. Con los honorarios que obtuvo en un juicio que favoreció a decenas de miles de pensionados compró una casa que regaló como sede a la Asociación de Pensionados, que funcionó como tal hasta la época de la dictadura, que la requisó.
En 1949 abandona definitivamente la actuación teatral para dedicarse por completo a la defensa de los trabajadores en el campo laboral y a la defensa de los derechos humanos, en esos años violados por la dictadura legal de González Videla.
En este período asume la defensa del senador Pablo Neruda en el juicio por desafuero que le instruyó el gobierno de González Videla. Amiga desde esos años de Neruda, éste la llamaba “mi abogadesa”.
Interpone también los primeros recursos de amparo a favor de los perseguidos políticos.
Graciela Alvarez integró el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena durante la década del 40 e impulsó, junto con Elena Caffarena, Flor Heredia, María Marchant y Olga Poblete, entre otras, el proyecto de ley sobre sufragio universal femenino y participó en 1944 en la gran campaña a nivel nacional por la conquista de derechos políticos para la mujer, logrando que en junio de 1945 senadores de diversas tendencias presentaran un proyecto de ley sobre voto femenino.
En la vida política tiene un rol importante en la primera campaña presidencial de Salvador Allende. Como resultado de estas actividades y de su militancia en el Partido Comunista, es borrada de los registros electorales, detenida y relegada a Ancud, Chiloé, durante 4 meses hasta el término de las Facultades Extraordinarias con que gobernó González Videla. En Ancud ejerce como abogada.
En esos años trabaja también en el Comité Femenino de Unidad junto con Luisa Vicentini, Julieta Campusano, María Ramírez, Mercedes Fuentealba, y en la lucha por el voto político a las mujeres con Elena Caffarena, Olga Poblete, María Marchant. Colabora en la revista “Tribuna Femenina”.
Importante fue el trabajo realizado en la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, participando en tareas de la Lucha por la Paz, la autodeterminación de los pueblos y en muchas otras. Participó en la Conferencia por las Libertades, en Viena, en la década del 50.
Entre 1970 1973 fue Fiscal del Servicio de Seguro Social y después abogado del Banco Central.
Inmediatamente después del golpe militar, se dedica a la defensa de los perseguidos políticos, interponiendo los primeros recursos de amparo, de los cuales pocos fueron acogidos, como es el caso del Dr. Georgio Solimano.
Tiene también una destacada participación en los funerales de Pablo Neruda, donde realiza un discurso y lee un poema.
Integra un equipo de abogados que trabaja intensamente en la defensa de los derechos humanos los años 73 y 74.
Realiza una de las primeras protestas públicas contra la dictadura, presentándose a una Asamblea del Colegio de Abogados, dirigido por partidarios de la dictadura, donde denunció ante la mesa directiva la violación de los derechos humanos y la detención y asesinato de varios abogados.
En enero de 1975 viaja a Coyhaique y Punta Arenas a visitar a los presos políticos. En esas ciudades prácticamente no había defensa alguna, los detenidos estaban aislados y sin contacto con el centro del país. Su tarea fue visitarlos a ellos y a sus familiares y llevar una voz de aliento, que supieran que había abogados que se preocupaban de ellos.
Chela, como le decimos cariñosamente, conversó con los presos, reunió a los familiares, se entrevistó con el obispo de Punta Arenas y representantes de las iglesias evangélicas. Todo esto, bajo estricta vigilancia de policías y militares.
Al regreso a Santiago fue detenida en el mismo avión en Cerrillos, trasladada a la cárcel secreta de Cuatro Alamos donde permanece una semana sola en una celda y luego tres semanas más en celda conjunta con otras presas, entre ellas Laura Allende y Angela Jeria, madre de Michelle Bachelet. Después fue trasladada a Tres Alamos por tres meses más.
En este periodo fue llevada a cárceles secretas, para interrogatorios. Así, estuvo en Villa Grimaldi y otras cuyo nombre y lugar no supo. En una de esas cárceles secretas se encontró y conversó con el detenido Guillermo Beausire, que había sido secuestrado en Argentina y que integra la lista de los detenidos desaparecidos. Graciela Alvarez hizo llegar esta información a la madre de Beausire, posteriormente.
Después de cuatro meses de detención fue expulsada del país en forma directa, desde Tres Alamos al avión, y reside en el exilio en Venezuela hasta 1989 en que se levanta la prohibición de ingreso.
En Venezuela trabaja en la Consultoría Jurídica del Servicio Social de Venezuela, en Caracas, donde reside. Revalida el título de abogada luego de 8 exámenes, en la Universidad de Carabobo, Valencia.
Su labor fundamental fue en la solidaridad y la lucha contra la dictadura. Participa en las Jornadas por el Derecho a Vivir en la Patria junto a Jaime Castillo Velasco, también exiliado en Venezuela.
Organiza la participación chilena en las actividades del Bicentenario de Andrés Bello. Forma parte del Comité Venezolano de Solidaridad con Chile, concurre invitada al Congreso Mundial de Mujeres de Berlín, viaja en misiones de solidaridad a Bogotá y Guayaquil. Recorre Venezuela en misiones de solidaridad.
Dicta conferencias en la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.
De regreso a Chile reinicia su labor profesional, asumiendo la defensa de los funcionarios que habían sido despedidos de sus trabajos por la dictadura. Posteriormente asume la defensa de muchos exonerados políticos, especialmente chilenos residentes en el extranjero.
En Chile se incorpora a la Rama Chilena de la Asociación Americana de Juristas y asume, primero, el cargo de secretaria general durante las presidencias de José Galiano y René Farías. Luego fue elegida presidenta, cargo que desempeña hasta la fecha.
Fue patrocinante de la primera querella que se entabló en Chile en contra de Pinochet, junto a los abogados Eduardo Contreras, Santiago Cavieres, Alberto Espinoza y Ramón Vargas, querella interpuesta por Gladys Marín.
Participa en congresos y asambleas de la Asociación Americana de Juristas en Guatemala, Cuba, Ecuador, Argentina, Bolivia y Quito. Fue electa miembro del Comité Ejecutivo Continental y en la última asamblea, de Quito, segunda vicepresidenta de dicha organización no gubernamental.
En enero de 2008 preside la Misión Internacional de Juristas de la AAJ propuesta y organizada por la Rama Chilena a territorio mapuche, cuyo informe, entregado en un acto en la Biblioteca Nacional en abril de 2008, ha tenido una profunda repercusión tanto en Chile como en el extranjero.
Recientemente fue invitada a integrar el Observatorio de Derechos Ciudadanos, organización de defensa de los Derechos Humanos que preside el destacado jurista José Aylwin.
Graciela, nuestro amor es para ti.
María Estrella Zuñiga abogada miembro de la AAJ



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